Como consecuencia del deslizamiento, la vía quedó restringida por más de dos horas, generando malestar y complicaciones entre los transportistas y pasajeros que se dirigían en ambas direcciones. Cientos de vehículos quedaron varados a la espera de la habilitación de la ruta.
La empresa Survial, concesionaria de la carretera, dispuso de maquinaria pesada y personal especializado para realizar la limpieza del material que obstruía la vía. Tras las horas de trabajo, se logró habilitar un carril para el tránsito vehicular, mientras se continuaba con las labores de despeje total.
Este suceso puso en evidencia la vulnerabilidad de las carreteras en zonas de geografía accidentada como la región Apurímac, donde los deslizamientos son frecuentes durante la temporada de lluvias.