Antes de la granizada, se reportaron vientos huracanados que azotaron diversas comunidades, provocando la caída de techos y estructuras livianas. Uno de los casos más preocupantes se registró en el distrito de Uranmarca, donde varias viviendas quedaron expuestas por la fuerza del viento.
Ante esta situación, las autoridades locales y personal de gestión del riesgo se trasladaron de inmediato hacia las zonas dañadas para realizar la evaluación de daños y el análisis de necesidades. Estas acciones buscan determinar el nivel de afectación y coordinar el envío de apoyo a las familias perjudicadas.
Los pobladores esperan que la ayuda llegue pronto, pues la pérdida de sus cultivos y sistemas de producción representa un duro golpe económico. Muchos afirman sentirse desbordados por este castigo de la naturaleza, que se suma a las constantes variaciones del clima que vienen enfrentando en los últimos meses.
