La lideresa del partido, Keiko Fujimori, atraviesa un periodo de desaprobación significativa en Apurímac. De acuerdo con percepciones recogidas en la región, uno de los principales factores que afectan la imagen de Fuerza Popular es el rol que desempeñaron sus congresistas durante el actual periodo legislativo, especialmente por su alianza con el gobierno de Dina Boluarte y con un Congreso mayoritariamente alineado a ese Ejecutivo. Este vínculo político ha generado cuestionamientos desde diversos sectores del sur.
Otro elemento que incide en el clima de opinión es la figura del actual presidente del Congreso, Fernando Rospigliosi, también integrante de Fuerza Popular, quien ha sido cuestionado por declaraciones consideradas ofensivas por sectores de la población del sur que participaron en las protestas contra el gobierno de Boluarte. Sus expresiones y su postura respecto a la actuación de las fuerzas del orden han generado tensiones adicionales hacia la agrupación.
A ello se suman las críticas por el impulso legislativo de la amnistía para militares involucrados en hechos del periodo de violencia interna entre 1980 y 2000. A ello se añade el impulso a una ley de amnistía para favorecer a policías investigados por muertes ocurridas durante las protestas de 2022 y 2023. Estas iniciativas han sido rechazadas por amplios sectores sociales de Apurímac, lo que representa un reto político para la campaña de Fuerza Popular, que deberá enfrentar un contexto adverso y reconstruir su relación con un electorado crítico.
